8.2.06

 

Ahora es mi turno




















Nací y aprendí a montar en bicicleta en Bogotá. Un par de años durante la escuela primaria viví con mi abuela en Alemania y una universitaria que hacia de institutriz me acompañaba en bicicleta a las clases de acordeón y me guiaba por los parques, y los bosques.. Me enseño a pedalear en Bremen, a descubrir los espacios públicos y naturales y a trastear la maleta del instrumento en el portacargas de la bici. Al regresar a Bogotá crecí en un barrio encaramado en la montaña, aislado de la red vial principal y entrelazado con el paisaje. Montar en bici por estas pendientes y calles en zigzag fue una experiencia reveladora. Recorridos a pies por el cerro y más adelante recorridos en cicla por la ciudad me enseñaron que uno puede seguir aprendiendo, conociendo, asombrando y creciendo. Que la belleza, la aventura y la inocencia no solo se pierden si no que también se ganan. Pienso que hay una dimensión transaccional con la energía y los lugares. La mística del viaje, la aventura de la peregrinación, la fascinación de pasear, la inspiración nomádica, la obsesión exploratoria y la revolución expedicionaria.

AlvarO MOrenO