20.7.05

 

CICLOTURISMO

Cicloturismo
Es bastante difícil dar una definición exacta del cicloturismo. Es un deporte tan plural, tan complejo, tan personal, tan original... que no es posible etiquetarlo nunca. !Se vive o no se vive, uno tiene la sensación o no la tiene!

El termino cicloturismo engloba todas las formas de ciclismo recreacional, no competitivo, todos los ámbitos de utilización de la bicicleta en constante búsqueda. Es el deporte que se hace sin prisas (no se ha de llegar en primer lugar), sin premios (la satisfacción se encuentra en cada pedaleada). Es el deporte en el que no se intenta imitar el ciclismo de alta competición, y en el que se busca, muchas veces, la autosuficiencia. Es uno de los mayores placeres que proporciona la bicicleta. No es importante cuantos kilómetros se hacen, ni con que tiempo, sino como y por donde se va. El auténtico cicloturismo comienza bastante antes de la primera pedaleada, preparando los itinerarios, estudiando los mapas, hablando, acumulando información, estudiando los lugares, las formas de comer y dormir, preparando el material y la bicicleta, poniéndose físicamente a punto...
El cicloturismo, más que un deporte, es un cierto estilo, una cierta concepción y una cierta filosofía de la vida. Es una combinación indivisible entre hombre y máquina.
Es sinónimo de libertad y de independencia. Nos ayuda a redescubrir sensaciones perdidas de nuestro mundo interior, a reencontrar los placeres más intensos, y a conectar y a interpretar nuestro entorno y la realidad de la vida.
Es una fuente inagotable de sensaciones variadas para todas las edades. No está reñido con el concepto de familia, ya que este maravilloso artilugio mecánico se revela también como una herramienta de unión familiar. Hoy en día es habitual la imagen de las parejas con sus hijos, que comparten las emociones de un paso con bicicleta.

La bicicleta
La bicicleta puede ser el medio o el fin mismo, implicando parcelas culturales y aventuras en todas las manifestaciones. No hay metas ni limitaciones, solo estímulos sanos, de acuerdo con las posibilidades de cada uno.
En el cicloturismo la bicicleta tiene su importancia, pero mucho más la persona que la conduce, sus ansias de aventura y sus conocimientos.
Cualquier bicicleta sirve para hacer cicloturismo. Los tres conceptos claves que hemos de tener en cuenta al comprarla son calidad, sencillez y seguridad, y que sus dimensiones guarden las proporciones debidas con los miembros del ciclista. Debe estar adaptada a su usuario en cuanto a altura y longitud del cuadro, altura del sillín, del manillar, anchura del mismo... La postura del cuerpo tiene una gran importancia, ha de ser equilibrada y eficiente. Una posición correcta respecto del cuadro y del pedalier es fundamental, y resulta más cómoda de mantener durante largo tiempo, además de evitar lesiones. Una posición demasiado derecha supone un esfuerzo inútil, y opone una gran resistencia al aire.

El tubo del sillín ha de estar tapado por la parte superior para evitar filtraciones de agua al pedalier.

Ha de tener un buen portaequipajes, lo más ligero posible, resistente y rígido; cogido directamente al cuadro, ya que no es aconsejable llevar el equipaje sobre la espalda. Otro de los accesorios importantes son las luces, por ley y por seguridad, el cambio, con un conjunto de marchas no muy largas, que nos permitan subir las cuestas con la bicicleta cargada, y los guardabarros, especialmente los días de lluvia. El mantenimiento de la bicicleta es de vital importancia, ya que nuestra vida depende continuamente de ella. La bicicleta, vehículo alternativo, es un medio de transporte que se integra dentro la Naturaleza sin agredirla. Engendra la prudencia, fomenta el compañerismo, desenvuelve la iniciativa personal, la perseverancia... Es silencioso y no contaminante, permite el ejercicio físico simultáneo al desplazamiento y da gran libertad de movimientos, ocupa poco lugar, es económico de comprar y de mantener. Es un instrumento de primera necesidad para la salud física y anímica y para recobrar el equilibrio interior. Es uno de los símbolos ecológicos empleados en contra de la degradación del medio ambiente y, al mismo tiempo, es un medio de emancipación. Con ella no atravesamos un paisaje, formamos parte de él, nos integramos en él. Las sensaciones del entorno penetran más profundamente en nosotros. Nos hace sentir de nuevo el gusto por el esfuerzo y la ilusión de superarnos, nos tonifica buena parte de la musculatura y nos retarda el envejecimiento. Es un ejercicio excitante, conveniente y agradable. Multiplica el radio de acción sin romper el equilibrio natural, nos sirve para acceder y conocer lugares distintos al nuestro, o nos ayuda a percibir el nuestro de una forma diferente, y nos crea una sensibilidad que nos hace recuperar el verdadero concepto de la vida.

La actividad física
Con la era de "maquinismo" que invade todos los estratos de nuestra sociedad es imprescindible cultivar nuestro cuerpo.
La actividad física es necesaria de una manera continuada durante toda la vida, si queremos que nuestro organismo se mantenga sano. La actividad física tiene además otra facultad interesantísima, la de actuar en nuestra esfera psíquica y darnos más optimismo e ilusión. Así nos sirve de válvula de escape para las tensiones acumuladas durante el día.
El deporte se ha convertido hoy en día en un exponente más del mundo moderno. Millones de personas lo practican, bien en forma de competición, o como deporte recreativo.
Desgraciadamente, el problema del deporte competitivo de elite radica en el terrible cinismo de nuestra sociedad de consumo que lo ha convertido en un espectáculo mercantilizado exigiendo resultados cada vez más difíciles, sin tener en cuenta que este ya hace tiempo que ha perdido su aspecto lúdico, y que ya no es una actividad con la finalidad de mejorar las facultades necesarias para resistir y triunfar en la lucha diaria.

El cicloturismo
camino hacia la salud
El cicloturista, aquel que pedalea para su distracción, para su diversión, aquel que disfruta de la Naturaleza, aquel que sabe apreciar un paisaje (tanto en forma individual como en grupo) o el canto de los pájaros, aquel que de nuevo ha reencontrado la alegría de vivir, la salud del alma y del cuerpo, con los reconfortantes paseos con la bicicleta... !Este es el auténtico CICLOTURISTA! y no aquel que enfundado dentro de un vistoso maillot publicitario, tirando un monstruoso desarrollo, intenta emular descaradamente a los Merck, Lemond, Fignon, Delgado, Moser, Hinault, Lejarreta, Kelly, Caritoux, Cabestany, Chozas...
El cicloturista es un deportista que se sorprende cada día dentro de este mundo fascinante, que el va ampliando dentro de todos los ámbitos. Es personal, diseña su cicloturismo de una manera diferente, de forma que se ciña a su mundo de sueños, de esperanzas, que le proporcione beneficios físicos y emocionales, sensación de libertad, de placer y de reducción de ansiedad.
Es una persona que quiere mejorar su salud y la de su entorno, es un ferviente enamorado de la Naturaleza, que está preocupado por la contaminación, el ruido y el despilfarro de energía. Es un deportista que pedalea por gusto, que sabe poner su amor propio a la altura de las satisfacciones del turismo comprendido inteligentemente, que no se limita a hacer el recorrido dentro un tiempo satisfactorio, que se detiene cuando lo considera necesario, para observar el paisaje y disfrutar de él, que no necesita tribunas ni espectadores, ni tiene que estar pendiente de un cronómetro. Los imprevistos que se puedan presentar durante la excursión son para él un aliciente más.

El cicloturismo, como actividad de ocio, es una de las más completas que pueda realizar el hombre. Forja y endurece al deportista, le templa el carácter y le muestra el camino para conseguir metas más altas. Es un bálsamo regenerador de jóvenes y no tan jóvenes, que no quieren ser arrollados por nuestra era, por esta tecnología absorbente que nos tiene abrumados, con el medio ambiente siempre amenazado.

El ser humano tiene una especial predilección para desplazarse; para visitar lugares con interés artístico, histórico, paisajístico, económico o de cualquier tipo. Tiene predilección para estudiar la flora o la fauna de una región, para aprender las costumbres de sus habitantes, para conocer su arte... Conocer el entorno es una parte sustancial para conocernos a nosotros mismos.

El incremento de la afición hacia el cicloturismo de estos últimos años, no es nada pasajero, es el fruto de un auténtico proceso de maduración social.

r en bicicleta es una forma beneficiosa de exteriorización de la agresividad interior, controlada y canalizada. Desarrolla el sentido del equilibrio, fortalece frente al dolor y el sufrimiento, mejora el sueño, la relajación y la figura femenina, sin quitarle feminidad. Mejora la circulación de la sangre y fortalece los músculos, siendo la mejor arma contra el infarto. Ayuda a añadir más años a la vida, y más vida a los años. Es el transporte hacia un mundo de salud, movilidad, relajación y placer.

El cicloturismo del silencio
Hay tantos tipos de cicloturismo como interpretaciones se puedan hacer.
Sistematizar el cicloturismo dentro de unos principios de reglamentación rígida y exclusivista en su diseño es un grave error federativo. Mucho ha de cambiar la actual Federación si se quiere convertir en el instrumento que la realidad actual necesita. Lo que no podemos olvidar nunca es que por cada cicloturista federado al menos hay doscientos que no lo están.
La mayoría de usuarios de la bicicleta se encuentran al margen de la actual trama organizativa oficial, ineficaz para entender y proteger el uso de la bicicleta más alla de su utilización meramente deportiva. Desgraciadamente toda la preocupación de las federaciones esta centrada en el ciclismo competitivo.
Es este "olvidado" el cicloturismo del silencio. Personas anónimas que disfrutan de su bicicleta en cualquier momento del día, cuando tienen ganas, con los compañeros que quieren, transitando por los lugares que ellos mismos han escogido.

Generalizando podemos dividir los cicloturistas en estos cuatro grupos

El cicloturista deportivo es el que busca el máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo, dentro de un tiempo y un espacio concretos. Generalmente tienen un buen biotipo y están bien dotados para practicar el ciclismo competitivo. Son felices pedaleando aprisa.

El excursionista o aventurero se forja dentro la creatividad y rompe todas las fronteras de lo que es tradicional. Busca un mundo fascinante y rompe los límites establecidos por la sociedad.

El cultural o contemplativo suele tener una gran capacidad de admiración delante de la más pequeña cosa que altere sus desarrollados sentidos.

El cicloturismo urbano
En este período que nos toca vivir, en el que los aparatos mecánicos y eléctricos de toda clase nos empujan de cada día más a una vida más sedentaria, sin ejercicio y en la que se multiplican los trastornos del aparato circulatorio y las depresiones, el placer de pedalear es una liberación para el espíritu, es antidepresivo, tiene propiedades tranquilizantes, rebaja la grasa de la sangre, las toxinas, activa la contracción del corazón, es desintoxicante y, en consecuencia, un seguro para la buena salud.
Actualmente la bicicleta comienza a dejar de ser el "vehículo de los pobres" para volver a su primitivo papel de vehículo para todos. Nos proporciona un transporte rápido, no contaminante, barato y autosuficiente.
Mucha gente que tiene bicicleta, la haría servir si hubiera más seguridad, si se tomaran medidas especiales de educación colectiva de los conductores. Así se podría disminuir bastante la polución ambiental y el nivel sonoro, y habría más calidad de vida en las calles, y la ciudad seria más habitable, porque dejaría de estar semi-colapsada por la circulación.
Las estadísticas nos demuestran que los países superindustrializados no solamente tienen la mayoría de coches, sino también de bicicletas, y que las consecuencias del tránsito motorizado son desastrosas.
La contaminación atmosférica por plomo perjudica el crecimiento de los jóvenes y el desarrollo de los fetos y es producida en un 90% por los motores de los coches,.
El corazón y el sistema nervioso son atacados además por el monóxido de carbono. Los óxidos de nitrógeno y los hidrocarburos aumentan la probabilidad de tener alteraciones respiratorias, además de ser muchos hidrocarburos cancerígenos, y también poder originar la temible lluvia ácida.

Por contra, la bicicleta reduce la contaminación del aire y del ruido, y merece ser considerada dentro de un plan energético nacional, como ya señaló el Congreso de los Estados Unidos en 1978.
Esta resulta menos restrictiva y cansada que caminar, al mismo tiempo que es una de las formulas más racionales de circular por la ciudad. Además es la mejor arma para luchar contra este mal llamado progreso, que incluso nos ha cambiado los parámetros del comportamiento.

Es incomprensible que a pesar del alto precio de los productos energéticos el Gobierno promocione el uso del coche y destine cada año una lluvia de millones para construir carreteras, autopistas e infraestructuras reservadas, y diseñadas pensado solamente en el mayor enemigo del cicloturista. Desgraciadamente las ciudades -de momento- no están construidas ni para los ciclistas ni para los peatones, están hechas para los coches.
La expansión de los vehículos de cuatro ruedas ha terminado por llegar a cada rincón, la mayoría de los ciudadanos se han hecho dependientes y víctimas, al mismo tiempo que la situación de la bicicleta como medio de transporte urbano ha comenzado a empeorar notablemente en las grandes ciudades.
En contrapartida han comenzado a surgir grupos urbanos, auténticos movimientos de defensa y difusión de la bicicleta, netamente diferenciados de los que fomentan el ciclismo como mera practica deportiva, que promueven su uso y la recuperación, y así reducen la utilización indiscriminada del coche. Reivindican frente a los organismos públicos competentes la infraestructura adecuada para la bicicleta: los aparcamientos, los carriles bici, los cruces especiales, la ordenación del tránsito, la combinación con el transporte público, la mejora y mantenimiento de los arcenes de las carreteras, las alternativas seguras y adecuadas en los lugares en los que el uso de nuestros vehículos sea peligroso (accesos a las ciudades), facilidad para llevar las bicicletas en los trenes y autocares, etc... Al mismo tiempo difunden conocimientos sobre el mantenimiento y las reparaciones, con enseñanzas específicas y clases prácticas y descubren el valor educativo del cicloturismo y de la bicicleta.

Ir con bicicleta resulta económico tanto para la sociedad como para el usuario. Toda persona que utiliza la bicicleta contribuye activamente a mejorar el medio ambiente y la calidad de vida de todos, aumenta su potencia cardiovascular, gana tiempo y salud, y descongestiona el tránsito de las calles.

La bicicleta es un símbolo de libertad individual, una de las últimas libertades todavía no controladas por el sistema.

La alimentación
Para hacer cicloturismo y disfrutar con nuestras salidas no es imprescindible una súper alimentación, pero si sabernos alimentar correctamente.
Nuestro cuerpo para tener un funcionamiento óptimo, además del entrenamiento y de la preparación física adecuadas, necesita una dieta equilibrada y variada, cuanto más lácteo-vegetariana mejor; con sustancias de procedencia natural, lo menos posible manipuladas y evitar los excesos de sal, azúcar, conservas, grasas, alcohol, bebidas estimulantes, tabaco...
Así como cuidamos la bicicleta, hemos de cuidar también nuestro organismo. Vigilar la alimentación, ya que mediante esta aportamos la energía necesaria al cuerpo para su mantenimiento y tener siempre en cuenta que los excesos en la comida, y las comidas pesadas y grasas -incluso cuando practicamos deporte- son bastante más perjudiciales de lo que nos creemos.
Nuestra alimentación ha de ser variada y equilibrada cualitativa y cuantivamente, natural y personalizada.
Hemos de cubrir nuestras necesidades energéticas para mantener la actividad física que queremos desarrollar.
Hemos de tener en cuenta la digestibilidad de los alimentos y, especialmente, hemos de hacer un repartimiento correcto a lo largo del día. Dos semanas antes de las salidas más importantes podemos aumentar nuestra ración de hidratos de carbono, ya que así nos aseguraremos un mejor rendimiento.
No hemos de hacer nunca cambios importantes en la alimentación unos cuantos días antes de salidas de largo recorrido. Los extras, los hemos de introducir durante el entrenamiento, y nunca hemos de jugar con nuestros hábitos alimentarios, ja que la más pequeña equivocación se paga inmediatamente con incomodidades. El más frecuente de los problemas digestivos suele ser la diarrea, a causa de errores dietéticos, o a bebidas gaseosas o demasiado frías.
La comida antes de cada salida ha de ser fundamentalmente ligera con abundancia de hidratos de carbono y alimentos
fácilmente digeribles y asimilables.

Las mejores vitaminas son las naturales, ya que vienen equilibradas juntamente con otras sustancias y minerales que facilitan su aprovechamiento. Hemos de comer bastante fruta fresca y verduras.

No se ha de esperar nunca a tener sed para empezar a beber. Es indispensable reemplazar rápidamente los líquidos perdidos durante el ejercicio prolongado, así como las pérdidas de potasio, sodio y magnesio. Las aportaciones de agua, con sales minerales y vitaminas, a nuestro organismo han de ser frecuentes y en pequeñas cantidades, sin ser esta ni muy fría ni muy caliente.

En condiciones de vida normal (sin esfuerzos excesivos) una alimentación bien equilibrada nos aporta la sales minerales suficientes. Pero durante el esfuerzo, especialmente si este es prolongado, pueden aparecer pequeños déficits.

El deporte, un soporte nutricional adecuado y una vida sana mejoraran indudablemente nuestra calidad de vida y nuestra capacidad de rendimiento.

El entrenamiento
El objetivo del entrenamiento es el de provocar y mantener una serie de adaptaciones al organismo del cicloturista que le permitan afrontar con éxito sus salidas, pasandoselo bien, con la satisfacción de conseguir sus anhelos, que son tanto o más importantes que ganar un trofeo para el ciclista competitivo.

El organismo funciona como un TODO, y la preparación física ha de abarcar al mismo tiempo todos los factores del entrenamiento. Ha de desarrollar el aparato locomotor simultánea y coordinadamente con las otras funciones de nuestro cuerpo, para conseguir mejores resultados.

Está claro que no necesitamos la misma preparación física para hacer un recorrido de treinta kilómetros, como para hacer uno de trescientos. En consecuencia, a causa de que el cicloturismo es una actividad completamente libre, que no necesita ninguna reglamentación, es muy difícil hablar de entrenamientos para los cicloturistas.

No obstante su planificación -si perseguimos objetivos importantes- se ha de hacer en base a periodizaciones, con una distribución adecuada del volumen y de la intensidad y teniendo en cuenta que la regularidad es tan importante como la progresión, y que las dos son la garantía de los resultados positivos.

A la hora de hacer nuestra planificación hemos de tener en cuenta nuestra disponibilidad, las cualidades físicas y sicológicas del momento, nuestras aspiraciones y motivaciones y no olvidar que el hecho de entrenar es solamente uno de los muchos factores que influirán en los resultados finales.

Hemos de aprender a ir dentro de los límites de nuestras posibilidades y a dar tiempo a nuestro organismo para que se recupere. No hemos de trabajar nunca hasta llegar al agotamiento, ya que seguramente después nos produciría problemas.

A partir de los treinta y cinco años el retorno a la bicicleta ha de ser lento, progresivo, prudente y regular, y si este se hace dentro de la tercera edad aún se ha de actuar con mucha más prudencia, siendo aconsejable el llevar un pulsometro para el control continuado de las pulsaciones del corazón.

El calentamiento es imprescindible antes de cada salida ya que además de preparar físicamente, sicológica y fisiológicamente, ayuda en la prevención de lesiones. Los estiramientos mantienen los músculos flexibles y los preparan para el ejercicio. Reducen la tensión muscular y aumentan la extensión de los movimientos. Así se hacen más libres y más fáciles y desarrollan al mismo tiempo la consciencia corporal y facilitan la circulación de la sangre. Al menos hemos de estirar todos los grupos musculares involucrados en la acción de pedalear.

Cuando hacemos ejercicio las tensiones que se acumulan en los músculos hacen que estos se vuelvan rígidos. Para relajarlos y recuperarnos antes, lo mejor es hacer también, después de acabar, estiramientos musculares, poco a poco y sin forzar.


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